miércoles, 7 de octubre de 2020

Capítulo 4

 



Franco le ha puesto al corriente a su amiga Lidia de lo que ha pasado con Ramiro.

--tú que parecías cura. No me puedo creer que te besaras con él nada más conocerlo y que te fueras a acostar con él, sí que debe ser guapo...

--Es el hombre más guapo del mundo por un lado te provoca no dejar de mirarlo pero por otro lado tanta belleza hace daño.

--tanto –dice con burla— que pena que a mi no me gusten los hombres.

--no te burles.

Franco está muy dolido. Lidia lo trata con cariño pero sí piensa que está siendo demasiado trágico.

--Hay suerte que lo besaste chica, que pena que esa niña no llega unos minutos tarde¿te imaginas que semejante semental te desvirgara?

Franco no da crédito a lo que oye:

--¡¡tiene novia¡¡

--¿a caso te pidió que te casaras con él? Os gustasteis y os ibais a pegar un buen revolcón que os fastidió la otra, da igual si tiene novia o no.

Franco, que no deja de llorar, dice:

--¡es amor¡

burlona la chica dice:

--conociste a un tio bien buenorro y te ibas a dar el gusto con él ¡pues que alegría para tu cuerpo  ya te tocaba pero no lo quieras confundir con amor.¡Es sexo, sexo puro y duro.  él es un cerdo pero está muy bueno. Entiendo que ahora que sabes que tiene novia te dé cosa pero no tiene nada de malo que te lo quisieras coger si está tan bueno.

Desesperado, Franco sigue defendiendo que fue amor:

--es que tú eres muy superficial.

--¡uy sí, que profunda tú, que supuestamente te enamoras pero no lo haces de un chico cualquiera sino de un macizo impresionante que según me has contado podría llevar el título de mister universo¡

--y se queda corto el título –dice apasionado.

--sí que te ha dado fuerte para ser tu primera vez.

--Reconozco que está como un tren y que sólo por eso ya merece la pena pero hay algo más. No me sedujo su cuerpo, sino sus gestos, su energía. Tiene unas vibraciones. No sé...algo se metió dentro de mi... me enamoré. ¿tanto te cuesta creer que me enamoré? Él es el gran amor de mi vida. Nunca más voy a querer a nadie.

--bueno, vale te enamoraste. Si tú lo dices ¿y bien? ¿qué vas a hacer con ese gran amor? –pregunta con ironía.

--morirme, morirme de la pena...

--ay chica, no seas dramática. Seguro que hay algún otro macizo cerca.

--ya te he dicho que no es eso lo que busco. Aunque el exterior de Ramiro me haya hechizado ha sido su interior el que me he enamorado. Te aseguro que su belleza interna es mil veces mejor a la externa, de hecho es un monstruo comparado con su belleza exterior.

Con el sarcasmo que no deja en toda la conversación, Lidia dice:

--vaya, debe ser la madre  Teresa de Calcuta… si es un santo como dices y ya te has dado cuenta en unos minutos. Bueno claro que tan santo no debe ser si se quería acostar contigo nada más conocerte teniendo novia él.

Franco se pone nervioso  porque su amiga no entiende su punto de vista:

--yo no digo que sea un santo pero tiene algo que me atrapó.

--sí, que está muy bueno.

--te digo que no, fue algo que le salió de aquí –se toca el corazón—y se metió dentro. No me puedes entender porque tú nunca has sentido nada por nadie, no sabes lo que es el amor.

--pero me lo paso mejor que tú.

--eso ahora ya no importa, él tiene novia. Sólo se quería divertir conmigo y por mucho que digas, yo no quería solo eso. Yo quería algo más. Pero ya no importa, me toca tragarme este amor y morirme de pena. Yo estaba dispuesto a que Ramiro fuera el primer hombre en mi vida pero si tiene novia pues no me interesa y tampoco me interesa otro. A Ramiro lo voy a amar toda la vida y nunca seré de otro  no voy a dejar que otro hombre me toque.

Con ironía Lidia le dice:

--vaya, ya es mala suerte. Con todo lo que has esperado y cuando al fin te decides a estar con un hombre pues en el último momento no se puede y ahora ya te metes a cura.

--tú burlate pero el tiempo me va a dar la razón, ya verás que por mucho que pasen los años Ramiro va a estar dentro de mi, nunca otro hombre me tocará.

--pues yo te digo que en menos de un año te has acostado con otro y ya ni te acordarás de ese macizo. Ya lo verás, con lo recaliente que te ha dejado ese macho sólo con un beso no vas a poder resistir a comerte uno entero. Verás como vas a caer, quieras o no vas a caer ya sea con Ramiro o con otro.

--con otro jamás.

--a ver quien de las dos tiene razón




Ramiro ha pasado muy mala noche. No deja de pensar en que hace el amor con Franco. Se da una buena ducha fría para bajarse la excitación. Se acaba masturbando pensando en él. Es algo que nunca había hecho y le frustra. Después del desahogo llega la frustración. Se le salen unas lágrimas que trata de borra metiendo toda la cara en el chorro de la ducha.

--lo voy a olvidar –dice con amargura.

Su cuerpo vibra al pensar en el beso que compartieron.

--que no se me acerque, que no se me acerque.

Siente mucho dolor y mucha bronca. Necesita descargar su rabia. Antes de pasar por el instituto va a casa de un amigo. El amigo sabe lo que busca. No dicen nada. Deja que Ramiro se desahogue con él. Disfruta siendo un juguete en manos de su amigo. Es algo rápido y sin quitarse la ropa.

--¿más tranquilo?

Ahora sí  se saludan como buenos amigos. Chocan sus manos. Salen los juntos. Van hacia la moto de Ramiro.

--¡así que has cumplido tus amenazas, Ari¡ --dice con cariño.

--pues así es, ya que me ha podido convalidar las asignaturas pues allá vamos. Voy a estar perdido estos días...

--tranquilo que yo te voy a ayudar ¿no te vi en las listas? Creí que ya no venías.

--me he matriculado a última hora.

Los dos amigos llegan en la moto. Se bajan. Mientras se quita el caso Ramiro se queda parado unos segundos. Ve a Franco y se lo queda  mirando hechizado. Su cuerpo vibra, su alma grita que lo ama.

--¿quién es ?

--nadie –dice Ramiro nervioso.

--pues para no ser nadie, como te mira ¿de qué lo conoces?

Ramiro se pone nervioso. La mirada de Franco le quema muy adentro. Demasiado adentro.

-- es medio novio de un amigo mío de la infancia.

--pues cualquiera diría que le gustas tú, te está comiendo con los ojos.

Ramiro se está dando perfecta cuenta y es algo que le incomoda. Cree que Aquiles no sabe lo que ocurrió entre ellos y tiene miedo que lo averigüe.

--pues es una pena que el rubio tenga novio, que rico debe coger.

Ramiro se muerde los puños para controlar su rabia y no golpear a su amigo. Una compañera de inglés se acerca a Franco y van juntos hacia la puerta. Ari y Ramiro van también. Se van a encontrar en la puerta. Mientras caminan Franco y Ramiro se miran fijamente y vibran. Se desean. Arden el uno por el otro.

Al guapo Ramiro se le ha ocurrido algo con lo que espera que Franco se vaya decepcionando de él. A medida que se van acercando los cuerpos y las almas de Ramiro y Franco vibran con fuerza al sentirse, al reconocerse y al quererse unir. Franco suspira enamorado mirando a Ramiro. Los cuatro se encuentran en la puerta. Franco y Ramiro se miran desafiantes. Ramiro está muy nervioso. Franco tiembla, de deseo. Lo mira a la expectativa ya que no sabe qué actitud va a tomar él. Ramiro y Franco se miran cara a cara. Sus cuerpos recuerdan ese beso. Ramiro hace como si no estuviera y saluda con una confianza que pone celoso a Franco a la chica. De beso y todo se saludan. Luego presenta a Ari sólo a la otra chica. Ignorando que Franco está a su lado.

--él es un amigo. Es nuevo, es muy buen chico.

Nadie se acuerda de Franco. No le presentan al muchacho y a Franco le duele sentirse discriminado, ignorado por su amado. No se dicen nada pero se miran. Los dos se miran. Ramiro tiembla de deseo. A pesar que su mirada es dura no deja de imaginarse a él y Franco haciendo el amor.






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